martes, 1 de abril de 2008

Nuestros amigos los árboles

Hace un año estuve aquí
en estos mismos parajes
pisando la misma hierba
rodeándome los mismos árboles
que han crecido desde entonces
en su vuelo vertical
siempre hacia arriba
siempre adelante
olvidándose cada vez un poco más
de la tierra distante
y desearían continuar sin fin
su lento caminar imparable
y olvidarse quizás de las raíces
su único lazo con la tierra
su atadura y con ella su linaje
de la que nunca podrá escapar
porque le recordará a cada instante
que no es suya la libertad
de continuar caminante
por los caminos sin trabas
que le brinda el sol y el aire
sus dos grandes amigos
sus compañeros de viaje
el uno con su ancha sonrisa
el otro con su eterno baile
los tres juntos disfrutan
su trayectoria intachable
hasta que uno de ellos muera
hasta que uno de ellos descanse
derribado por el hacha
del leñador imparable
que hiere, corta y derriba
con su manos nuestos árboles
que nos cedieron su sombra
y su belleza salvaje
ya llora la naturaleza
llorando están el sol y el aire
que solos se encuentran los dos
sin su compañero de viaje

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