miércoles, 11 de mayo de 2011

Mi querido pueblo

Escondido, como en un agujero
hundido en él por los años
el abandono y la soledad
acurrucado y maltrecho
yace mi pequeño pueblo
en un desolado lugar

Rodeado de llanuras
apenas interrumpidas
por algunas tímidas colinas
que nunca alcanzará a divisar
reposa aferrado a sus pies
tomando el pulso a su historia

No hay nada que turbie su paz
ni altere su compostura
esa ajeno a las locuras
del ruido de la gran ciudad
sólo el silbido del viento
oyen sus calles pasar

Sus estrechas y empinadas callejas
se entrecruzan unas con otras
unidas, compartiendo su soledad
como si se diesen la mano
como si temiesen que un día
las pudiesen separar

Ni siquiera un pequeño río
acertó por allí a pasar
sólo un tímido arroyo
harto ya de tanto caminar
se desliza silencioso
nostálgico de su manantial

Nada le ha respetado
ni las lluvias ni la nieve
ni el invierno ni el verano
ni el ruido de la tempestad
todo lo ha soportado
¿queda algo por llegar?

En verano las doradas y tersas espigas
sus viejos graneros albergarán
y en el blanco y frío invierno
los álamos y los tejados
poco a poco se cubrirán
con un limpio y tupido manto

Los días se le hacen ya largos
y sus pies de piedra y barro
comienzan ya a dudar
si al menos en el espejo de un río
pudiera contemplar su rostro
mi pueblo moriría en paz

Amanece ya en mi pueblo
¡cuantos ha visto pasar!
todos los ha contemplado
¡cuanto no podría contar!
pero ya es viejo, los años
y le cuesta recordar

Por fin reposa mi pueblo
mientras los leños crepitan en el hogar
la noche vela su sueño
nada lo va a enturbiar
sólo el humo de las chimeneas
le acompaña en su soledad