martes, 6 de marzo de 2007

Cuando el alma se revuelve

Cuando el alma se revuelve
se rebela, se eleva y desfallece
cuando el hombre se convierte
en una inmensa hoguera
tratando de buscar un camino
un hueco, una salida
por donde llegar, por donde huir
para justificar su vida
cuando ya sólo disfruta
de la vida la amargura
cuando todo son preguntas
paréntesis y dudas
cuando cree que todo acaba
cuando ya nada termina
cuando es feliz a ratos
y lo demás es angustia
cuando le han cortado el paso
y sellado la sonrisa
cuando el hombre se ha encerrado
cuando ha llegado a la cima
surge la inmensa pregunta
del por qué lo comenzado

Oda a Miguel Hernández

Miguel Hernández, poeta
sobre tu tumba escribieron
esta sencilla leyenda
que oculta tanta grandeza
Si yo pudiera elevarme
hasta las alturas donde habitas
allá iría a rescatarte
y devolverte a la vida
Me han traído tu retrato, Miguel
y en un instante mi estancia
se ha llenado con la verdad de tu poesía
y mi alma entera se ha cargado
de una honda y angustiosa alegría
Te contemplo en el papel impreso
mientras evoco tu penosa vida
tratando de hallar en tu mirada
de ojos inmensamente abiertos
el lugar por donde escapa
un rayo de tu poesía
Poeta de cuna humilde
de alma clara y serena
que con fuerza se rebela
proclamando mientras vive
la verdad de tu poesía
Bendigo tus versos uno a uno
siento tus sufrimientos
y maldigo a los verdugos
de tu alma, de tu pueblo
Quisiera hablar contigo largo rato, Miguel
desde aquí, envuelto en tu poesía
donde tantas veces me refugio
para después caer
en un profundo silencio
mezcla de paz y melancolía
Te preguntaría por tí, por tus cabras
por tu Orihuela nativa
y te diría que por aquí, por nuestra España
los vientos siguen cargados
pregonando tu poesía
Has penetrado en millones de almas
llenándolas de fuego y rebeldía
como una tormenta cargada de metáforas
poblando de versos como rayos de vida
tantos corazones, tantas estancias vacías
Dónde, Miguel, cuando, como reparar tanta injusticia
como contigo cometieron aquellas aves de rapiña
perdona Miguel a tu España, a tu tierra dolorida
inconscientemente dura, involuntariamente huraña
Qué amorosa carga de flores sobre tu tumba
depositan día a día las gentes de tu pueblo
no te dejaremos sólo, Miguel, en tu frío lecho
que hace tiempo dejaste para subir a las alturas
Retorna Miguel a los campos
que hoy de nuevo la paz respiran
vuelve de nuevo a pisarlos
tus huellas permanecen en ellos
imborrables, porque ni el tiempo ni nadie
olvidará tu inmensa, tu profunda poesía

Soledades me rodean

Soledades me rodean
que siento que me amenazan
como puños que golpean
con dura fiereza mi alma
acechando por todas partes
ocultos en los rincones
de donde salen y parten
como miserables traiciones
de un atajo de cobardes
en busca de quienes saben
se esfuerzan en encontrar
un camino, una verdad
una razón para hallarse
y continuar en un mundo
que tratará de arrastrarte
a los abismos sin fondo
de una sociedad infame
donde todo huele a podrido
a ambición, maldad y sangre
tres heridas, tres vergüenzas
tres manchas imborrables

A esa mujer que quiero

A esa mujer que quiero
con alma sensible
y corazón de fuego
a esa mujer
en la que queiro refugiarme
desde ahora
y para siempre ya es
mi canción
mi poema
m ipaisaje
A esa mujer que espero
cada día
y cuya ausencia
cada hora siento
a tí que ahora eres
y habitas en los rincones
de mis silencios
quiero retenerte
quiero convertirte en verso
A esa mujer que siento
latir tan cerca
cuanto más lejos la siento
a tí que me haces salvar distancias
y reducir el tiempo
déjame que te abra
de mi corazón la verja
que detiene y oculta
los mil impulsos del viento

lunes, 5 de marzo de 2007

Cánticos

Cánticos
de guitarras
como
claveles
en manos
de poetas
portadores
de las voces
dulces
fuertes
como sones
de disfrazados
cañones

Te has detenido un segundo

Te has detenido
un segundo
refugiándote
en mi mente
he cerrado los ojos
para retenerte
lo he conseguido
y después
como tantas veces
fugazmente
has huído
entiéndeme
en mis versos
em mis brazos
junto a mi cuerpo
únete a mí
en nuestros besos
escríbeme
hazlo despacio
siente
mi silencio
llena
mi vacío
recuérdame
te recuerdo

Te puedo comparar

Te puedo comparar
con una sirena
con el mar
con la cresta blanca
de una montaña
después de nevar
con la llanura callada
silenciosa y amplia
acogedora, blanca
con los brazos abiertos
y los labios dispuestos
para amar